I Love Cities
I love Cities (2015 - ...) es una serie escènica creada por José Ramón Hernández que propone una experiencia de viaje por una ciudad o comunidad a partir de las historias de vida de sus inmigrantes. Una práctica subversiva del afecto y la mirada que ironiza la relación turística con lo visible o lo representativo de las ciudades.
I love Cities es un acto de excavación que trae a la superficie otras narrativas, subjetividades, cuerpos y voces. Mujeres inmigrantes, mujeres de la tercera edad, trabajadoras de un antiguo central azucarero, refugiadas políticas, trabajadoras domésticas, exprisioneras, líderes comunitarias, inmigrantes rurales, comunidad LGBTIQ, practicantes religiosas, latinas en Nueva York, haitianas en Montreal, chilenas y cubanas en Berlín, inmigrantes de las provincias orientales de Cuba en Australia (1) y La Habana.
Esta relación entre ciudades, migraciones (en particular femeninas) y escena que la serie explora coloca a los espectadores ante ilimitados actos de reescritura del espacio. La ciudad periférica, las economías y los cuerpos precarizados, los procesos de integración y de fuga de estos cuerpos, sus arquitecturas del deseo, sus cicatrices como leyendas en los mapas de cada ciudad. Una reescritura del desborde, de la hibridación, de la superposición y multiplicación de muchas ciudades en una misma ciudad. Y a esta reescritura de la ciudad/cuerpo que aportan cada una de las historias de vida presentes en I love..., se superpone otra. La de una práctica ficcional y sensible que repara lo real con actos de imaginación colectiva consensuados por la comunidad de espectadores participantes o “ciudadanos” que somos en cada episodio de la serie. Reescrituras que declaran el antiguo hotel del Central azucarero, hoy un edificio en ruinas en la comunidad australiana, la Casa del Pueblo o que reconstruyen la fachada de un viejo edificio de Centro Habana, San Lázaro 55, para las pocas vecinas que aún lo habitan. Mujeres que no han podido o se resisten a vender sus casas ante el fenómeno de gentrificación del barrio.
Del proceso. Estrategias y herramientas
Cada episodio de la serie ha generado y genera una estrategia de trabajo y formato de presentación propios, que parten de un proceso singular de investigación/creación. Y es de este modo que cada episodio va reescribiendo y afectando la propia conceptualización de la serie. Talleres creativos con inmigrantes, entrevistas en profundidad, residencias artísticas, derivas por las ciudades o comunidades, entrevistas con especialistas (historiadores, sociólogos, arquitectos), consulta de archivos históricos municipales o de investigaciones académicas sobre la inmigración en las diversas ciudades, datos estadísticos, escucha y levantamiento de espacios físicos, convivencias... han constituido los puntos de partida y las diversas herramientas para la conformación de cada episodio y, a un mismo tiempo, las puertas de hallazgo de sus protagonistas. Siempre actores no profesionales o expertos de vida.
En los actos de reescritura y de reparación de las ciudades que I love cities genera, también se adiciona un eje conectado con las teatralidades de las culturas populares tradicionales que estas ciudades o comunidades conservan y de las cuales, sus protagonistas, son portadores y portadoras. Sus ritmos, objetos, sonoridades, saberes y rituales de comunión complejizan los dispositivos de la serie y sus diversos formatos, pues esta los integra a través de procedimientos de reapropiación, reconstrucción, deformación, variación o quiebres.
Las operaciones de lenguaje de I love cities se caracterizan por una inestabilidad en el tiempo (con episodios que van de una hora, a toda una noche o a tres días de duración), en el espacio (en una sala teatral, en una comunidad rural o en un edifico de viviendas urbanas) y en el tipo de relación que proponen a los espectadores (participativa, contemplativa, relacional o ceremonial).
1 Australia es una comunidad rural en el municipio e Jagüey Grande, perteneciente a la provincia de Matanzas, Cuba. Su principal actividad económica provenía del Central Azucarero Australia, que dio nombre a la comunidad.