Okana – ritual afroRadioactivo
Una creación de José Ramón Hernández y Osikán - vivero de creación
Okana es un gesto que habla del racismo en Cuba, luego de 60 años de un proyecto social y político que imaginó una Cuba con todos y para el bien de todos, en la cual los cuerpos negros formaban parte de ese ``todo ́ ́. Okana es la contemporanización de un ritual afrocubano en el que cuatro mujeres negras tocan tambores batá a la luz de las imágenes de la primera mujer cubana que dirigió un largometraje de ficción, la gran Sara Gómez.
Okana es el grito de cuatro mujeres negras en la Cuba de hoy, que encuentran en el feminismo negro de Ángela Davis, de Shirley Campbell, de Georgina Herrera, Sandra Abd’Allah-Alvarez Ramírez una inspiración profunda y crítica. Okana revisa la religiosidad yoruba desde el cuerpo femenino y auténtico de sus protagonistas.
Okana es el orun (secuencia sagrada) que le falta al hombre nuevo en su ciclo menstrual. Okana es un monte hecho de fibra vegetal (esteras de santería afrocubana) donde se instalan micrófonos como árboles o ramas de una gran ceiba cubana. Okana es cuerpo, voz, imagen y monte que se levanta y convida a espectadores y espectadoras a sacudirse las cuerpas y los polvos.
Textos: las cartas de nuestras madres, carta de José Martí a María Mantilla, cartas de las Performers a Dios, entrevistas de proceso a mujeres cubanas, “La fugitiva” de Georgina Herrera, “Rotundamente negra” de Shirley Campbell, Jorge Mañach, diarios de las Performers y José Ramón Hernández, y escritura de proceso de Yohayna Hernández.
Fuentes: la obra cinematográfica de Sara Gómez, el pensamiento y el activismo de Angela Davis, el ciberfeminismo de NegraCubanaTeníaqueSer, la música de Nina Simone y de Las Krudas, la poesía de José Martí, Georgina Herrera y Shirley Campbell, las conversaciones religiosas con Amado Junque (Oriaté), Reinaldo Nápoles (Oriaté), Jorge Acosta Cuba (Babalocha) y Menelio Pérez (Babalocha).
Concepto y dirección: José Ramón Hernández
Dramaturgia: Yohayna Hernández / José Ramón Hernández
Performers / expertas de vida: Geischar González Valiente/ Celia B. Pérez Erraste/ Lilliam Chacón/ Sahivel Fuentes Pérez
Música Original: Osikán / Souvenir
Diseño audiovisual: Gabriel Estrada / José Ramón Hernández
Diseño escénico: José Ramón Hernández
Realización audiovisual: Gabriel Estrada / Osikán / Souvenir
Profesor de Técnica Yoruba y Percusión: Dáril Valeris
Producción: Dianelis Diéguez / JHSProducciones
Asistente de producción: Alaín Cantillo Moreno
Reseñas
http://rialta-ed.com/saca-tus-doctrinas-de-mi-vagina-okana-en-el-ciervo-encantado/
Este obrar viene del entrelazamiento de la creación escénica de José Ramón Hernández, en colaboración con Osikán-Plataforma Escénica Experimental, y con Celia B. Pérez Erraste, Lillian Chacón Benavides, Sahivel Fuentes Pérez y Geischar González Valiente – a quienes reconocemos ya por su música en Souvenir o por su presencia en La Manada– . El equipo de creación estuvo integrado por Dianelis Diéguez La O, Dáril Valeris, Alaín Cantillo, Yohayna Hernández y Gabriel Estrada Reyes –quien también diseñó el programa de mano.
Desde el comienzo de la representación, de un cerco de esqueletos de micrófonos enhiestos –que veremos luego caer estrepitosamente derrumbados, vencidos– pasamos al toque redentor de este cuarteto de músicas de desafiantes pechos, cuyos cantos yorubas nos escoltan para quedársenos dentro, resonando. De la performance ha dicho también Yohayna: “es un grito y un canto de vida de cuatro mujeres negras hoy en Cuba. Pero ellas no están solas, entre las [...] que las acompañan no sé si notas que somos un coro de brujas, de cimarronas, de cerdas, que avanzamos monte adentro a fuerza de tambores batá.”
http://cubaescena.cult.cu/okana-ritual-afroradiactivo-otro-principio-de-exclusion/
Viendo Okana, ritual afroradioactivo, de Osikán Plataforma Escénica Experimental, pensaba en las fronteras, en los estados autoproclamados sin soberanía. Viendo Okana pensaba en mi padrino hijo de Eleggua. Pensaba en la fe. Viendo Okana pensaba en María Galindo, Paul B. Preciado, Pedro Lemebel, Lorenza Böttner, Lukas Avendaño... Belkis Ayón, Lydia Cabrera, Wilfredo Lam, Lázaro Ross, Natalia Bolívar, Sara Gómez... Viendo Okana pensaba en el sacrificio. En los privilegios / los privilegiados. En la razón. En la locura. En el racismo. En la libertad. En el poder. En la fragilidad. En los monstruos. En los ejercicios de violencia. En las sociedades farmacopornográficas– pulidas– higiénicas–perversas. En mi madre, pensé en mi madre y en las relaciones de muerte, de sangre. Viendo Okana pensaba en una verdad que permanece en levedad. Una verdad que todavía no he comprendido completamente. Puedo decir, por fin, aquello que podría ser dicho sobre la tribuna de Antonia Eiriz: Aquí todo es coloniaje. Todo dominación. La dominación murmura fuera del sujeto y del tiempo.
https://theworldnews.net/cu-news/trasvases-y-prestamos-entre-las-artes
Otra eficaz mezcla de lenguajes fue la realizada por José Ramón Hernández para su creación escénica Okana-Ritual AfroRadioactivo, asistido en la dramaturgia por Yohayna Hernández, la cual propone un discurso vindicativo de la racialidad, el feminismo, lo mítico-religioso y la integración.
Hablando de esto último, aunque ahora en sentido estético, resulta admirable la manera en que jóvenes músicas negras ejecutan en vivo instrumentos sobre todo percutivos, partiendo de la partitura de Osikán en colaboración con Souvenir Performers y asesoradas por el profesor Dáril Valeris; ellas se desplazan y danzan mediante peculiares coreografías, y tal como escribe la dramaturga en el programa de mano, son «un coro de brujas, de cimarronas (...) que avanzamos monte adentro a fuerza de tambores batá» alternando con proyecciones de segmentos fílmicos firmados por otra pionera de esas temáticas en el cine cubano: Sara Gómez, gracias al preciso diseño gráfico y audiovisual de Gabriel Estrada.
Geischar González, Lilliam Chacón, Celia B. Pérez y Sahivel Fuentes son las actuantes que con gracia y conocimiento de causa se mueven en escena, hacen literalmente música, y pueblan el mágico espacio de El Ciervo Encantado, donde tuvo lugar la puesta.